De narcocorridos y balaceras

Tenía muchas ganas de escribir algo acerca de mis queridos narcocorridos, la balacera que se vivió en Tijuana hace algunos días me ha dado el pretexto perfecto, el corrido como tal es solo una canción que cuenta una historia que normalmente es verídica, como lo hacían los aedas griegos o juglares europeos de la edad media las historias se aderezan con ciertas alegorías de carácter poético, el narcocorrido nace para cantar y contar los sucesos del medio del narcotráfico, quisiera hacer hincapié en esto por que se ha dicho que los narcocorridos alaban la figura del narcotraficante, no lo considero así, es mas, en la mayoría de hecho se plasma una lección moral acerca de la violencia del medio del narcotráfico y las obvias advertencias del caso.
Hace tiempo alguien me pregunto:
“¿Por qué te gustan los narcocorridos?, tu no eres narco, eres medio naco, pero narco ni un poco”, en ese tiempo no supe que contestar, solo dije:
“No lo se, pero si no te gusta ya te puedes ir sacando a chingar a tu madre”, el día de hoy puedo cambiar ese “no lo se” (lo demás lo dejaría intacto) por un “lo se”, se por que me gustan, me gustan por que en este mundo de afeminados y mariconadas los narcocorridos reivindican las pendejadas que hace la testosterona, afirman las bravuconadas, cuentan lo que otros hombres hacen y que nosotros pacificas bestias domesticadas somos incapaces de hacer, me gustan por que por mis venas corre sangre, sangre de revolucionario, por que tengo huevos de chinaco, soy heredero de los hígados de algún hidalgo pobre que paso a las indias, me gustan por que mas de 5000 años de historia de violencia, muerte y guerras no se borran de los genes con una ética moral en la que nadie cree o con exaltaciones al amor y al progreso, por que nada de lo que llamamos civilización ha servido para castrarnos del todo y alejado de esa simplista clasificación de malos y buenos en que nos empeñamos digo de la balacera de Tijuana que admiro a los que estaban dentro de la casa rodeados como perros con rabia defendiendo su vida a balazos tanto como admiro a los policías que sacaban niños en los brazos de la escuela que estaba cercana, tanto como admiro a los militares que al final llegaron a imponer orden a sangre y fuego.
En fin que sostengo que los narcocorridos son solo otra forma de celebrar lo que somos, los hechos que admiramos y que además están sucediendo, con retorica partidista, con amarillismo de la prensa, con ataques mediáticos, con violaciones a la ley y a los derechos humanos, con condenas sociales o sin todo ello, están sucediendo.